Primeras visitas.

El lunes 7/2, por la mañana tuvimos un momento de planificación, y por la tarde llegó el momento de salir.

Nos dividimos en equipos, integrados por los seminaristas y algunas personas de la comunidad.

Cuando a la noche compartimos las observaciones y testimonios de cada equipo nos encontramos con experiencias muy ricas, que al decir del párroco, ya hacen que esta Misión ya haya valido la pena.

Fueron visitas diferentes: el hecho que hayan sido "agendadas" gracias a las entrevistas del domingo, hizo que pudiésemos dedicar más tiempo para charlar con personas que, esta vez, nos estaban esperando. Algunos fueron encuentros alegres, en un clima de fraternidad que decía "la puerta está abierta para ustedes". Otros, fueron instancias de compartir el dolor por situaciones de salud, familiares, económicas o de soledad, pero que se cerraban siempre con un llamado a tener esperanza.

Nos encontramos con testimonios de vida ejemplares, por la fuerza para enfrentar situaciones muy difíciles, por el testimonio de esperanza aún cuando todo se ve oscuro, por la generosidad de dedicar una vida al cuidado del otro; testimonio que nos hicieron más "misionados" que "misioneros".

Sentimos muy fuerte la presencia del Señor en esta Misión, y en todas las casas que visitamos. A Él encomendamos todas las personas con las que nos encontramos, y le pedimos que nos regale ser dignos testimonios de su presencia.