
Todos somos conscientes de la dificultad que tienen nuestros jóvenes de encontrar un lugar y espacio en esta sociedad y por qué no en la propia Iglesia.
Por ello tratamos de crear un ambiente acogedor para que cuando lleguen puedan sentirse queridos y contenidos.
Varios acuden todos los años a participar de actividades puntuales, celebraciones y también a traer sus inquietudes y consultas.
Todavía sentimos que podemos hacer mucho más. Tenemos las ganas y la apertura para hacerlo. Queremos sobre todo oírlos y abrirles las puertas.
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