Los testimonios de los seminaristas durante estos días de misión tienen varios puntos en común:
- La constatación maravillosa de sentir la Presencia de Dios entre nuestra gente.
- Escuchar la voz del Señor, que nos habló a través de las personas que visitamos.
- Entrar en contacto con situaciones difíciles a nivel familiar, por motivos de salud, soledad, familiares o conocidos en situación de drogas; realidades que piden acompañamiento pastoral, y que nos hizo reflexionar sobre la necesidad de continuar formándonos.
- La generosidad con que las personas nos recibieron en su casa, y en varios casos compartieron con nosotros algún refresco y torta o bizcochos.
Por todos estos motivos deseamos darle gracias al Señor, por habernos regalado la oportunidad que las personas que visitamos nos misionaran, por sus testimonios, por tanta generosidad; y le pedimos que los bendiga y les regale lo que necesiten para ser felices.
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